Radón
Mitigación o Corrección
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4.1 Medidas diagnósticas previas a la mitigación
Antes de proceder a llevar a cabo las medidas de corrección, será necesario realizar un estudio diagnóstico previo en función de los datos obtenidos en las mediciones para determinar cuál sería la medida correctiva más idónea analizando las características del terreno (permeabilidad, compacidad, contenido de radón) de la tipología constructiva de la edificación, de la viabilidad de ejecución de las medidas, de su coste económico, e incluso del tiempo de ocupación de la misma.
Primero se hará una inspección visual del edificio teniendo en cuenta los posibles puntos de entrada del radón, las opciones tanto para la ejecución de puntos de aspiración como para el futuro recorrido de los conductos en sistemas de extracción, las principales fuentes de despresurización existentes en la vivienda, los aparatos de combustión que puedan emitir contaminantes al exterior de la misma, así como las posibles modificaciones que haya podido sufrir la vivienda.
Si se sospecha de una posible infiltración de gases del terreno generada por una diferencia de presiones, se podrá usar humo químico, ampolla de polvo o un micromanómetro para conocer la diferencia entre la presión del suelo o exterior y la del interior de la vivienda.
En caso de que se prevea la necesidad de ventilación mecánica, puede resultar de ayuda determinar la estanqueidad al aire de la envolvente del edificio mediante un test de estanqueidad.
Un diagnóstico incorrecto puede dar lugar a la elección de medidas equivocadas que no provoquen el efecto esperado o, en el peor de los casos, que se eleve la concentración de radón inicial en la vivienda.
La aplicación de medidas de mitigación requiere de un buen diagnóstico previo y contar con expertos en el comportamiento del radón en el ambiente y de los materiales; Así como técnicos con conocimientos en construcción e instalaciones de edificios, para poder establecer las medidas idóneas en cada caso.
4.2 Tipos de medidas correctivas
Para eliminar la concentración de radón en viviendas existentes, tras analizar el resultado de las mediciones y en función del estudio previo, de la ubicación de la vivienda y de las características de la misma, existen distintas medidas correctivas o de mitigación. No existe una solución tipo y tampoco es posible garantizar la eficacia de una técnica concreta pues, como se comenta anteriormente, entran en juego distintas variables. Aunque ayudará tener la máxima información posible.
En general, los sistemas de mitigación deberán cumplir una serie de requisitos:
- Ser capaces de reducir las concentraciones de radón
- Ser funcionales a lo largo de la vida útil del edificio
- Permitir un fácil control de funcionamiento
- Ser seguros y no crear tiro inverso
- Ser silenciosos y discretos.
- En caso de tratarse de sistemas de despresurización pasiva del suelo, permitir la instalación de un ventilador adicional de manera sencilla.
- Presentar costes reducidos de instalación, funcionamiento y mantenimiento.
A continuación, se describen los distintos tipos de medidas correctivas:
4.2.1 Ventilación
La ventilación se puede aplicar en el interior de la vivienda o cuando ésta cuente con forjado sanitario, en la cámara de aire existente bajo el mismo. Pudiendo ser, en ambos casos, natural o forzada.
En función del tipo de espacio, la ventilación será diferente:
a) Ventilación en el interior de la vivienda:
La ventilación interior de la vivienda es una técnica habitual cuando existen bajas concentraciones de radón. Aunque el hecho de ventilar abriendo ventanas no suele ser suficiente para eliminar el gas.
Tras varios estudios realizados se llega a la conclusión de que sería necesario alcanzar tasas de ventilación con valores comprendidos entre 2 y 5 renovaciones por hora, para conseguir un ambiente saludable . Por eso en la mayoría de los casos es necesario considerar la necesidad de la instalación de un sistema de ventilación forzada que consiga alcanzar dichos caudales de forma constante.
La utilización de la técnica de ventilación forzada supone un aumento de la renovación del aire interior para conseguir reducir los niveles de concentración del radón en la vivienda. Esto puede llevar asociado el aumento del coste energético para mantener las condiciones de confort térmico de la vivienda, por lo que se debe considerar el diseño de esta técnica con un sistema de recuperador de calor con objeto de elevar la temperatura del aire de impulsión que viene del exterior.
También es importante tener en cuenta que cuando sólo se expulsa aire de la vivienda o si la entrada de aire nuevo del exterior es insuficiente, se puede generar una depresión interior que puede aumentar la succión del radón proveniente del terreno y producir, de este modo, un aumento de los niveles de concentración interior. Por este motivo, es sumamente importante controlar la relación entre las tasas de flujo de extracción e inmisión, con objeto de conseguir que la medida no produzca el efecto contrario. Es decir, que se cree una succión del radón procedente del terreno hasta el interior de la vivienda.
b) Ventilación de la cámara de aire en forjados sanitarios:
En estos casos la cámara de aire del forjado sanitario funciona como espacio de contención/captación, debido a que la ventilación de los espacios comprendidos entre el terreno y el espacio habitado consigue reducir considerablemente la concentración de radón por debajo de la vivienda, y por tanto, la reducción de las concentraciones de gas en el interior de la misma.
La ventilación se puede llevar a cabo a través de los muretes de apoyo, permitiendo la entrada de aire renovado desde los muretes opuestos, con la ayuda de un sistema de ventilación forzada. Esta ventilación forzada puede reducir las diferencias de presión entre el suelo y el interior de la vivienda, consiguiendo así la reducción del radón existente en la vivienda, lo que conlleva una mejora del aire interior.
Cuando la concentración de radón es muy elevada, la ventilación forzada se puede combinar con un sistema de barrera, para conseguir de este modo una protección mayor.
Es una medida útil cuando no es viable una despresurización activa o en los casos en los que, aun recurriendo a esta técnica, no es suficiente a la hora de reducir las concentraciones de radón.
4.2.2 Sellado de grietas y fisuras
El sellado de grietas en suelos y paredes de sótanos o plantas bajas se suele utilizar como un paso inicial para la mitigación. Siempre ha de ir acompañada de otra medida complementaria.
El sellado de grietas se suele realizar con silicona acrílica, aunque se pueden usar otro tipo de materiales como selladores de poliuretano expansivo o morteros de cemento modificados con polímeros, cuando el tamaño de las grietas sea considerable.
Esta medida, aunque es de sencilla aplicación, no debe ser utilizada como medida definitiva o única estrategia de prevención por la dificultad de conseguir un sellado eficiente al no resultar fácil encontrar las posibles entradas (juntas, fisuras, encuentros …), por la durabilidad del material de sellado, por las dilataciones, por nuevas fisuras que se puedan generar a lo largo del tiempo, etc.
4.2.3 Barrera de protección anti-radón
La barrera de protección anti-radón es una medida pasiva que se basa en la colocación de una lámina prefabricada o en la proyección de una membrana continua sobre la totalidad de las superficies de la vivienda en contacto con el terreno. Puede emplearse como única estrategia de prevención del radón o en combinación con otras técnicas como la despresurización activa del suelo.
Las barreras suelen ser más eficaces en climas templados, donde las diferencias de presión debidas a la temperatura son pequeñas.
Las membranas han de cumplir una serie de características para que resulten efectivas:
- Impermeabilidad frente al paso del radón
- Estanqueidad durante la puesta en obra y cuando se sometan a movimientos diferenciales
- Altas resistencias mecánicas que eviten el punzonamiento, el desgarro y la tracción, para de este modo evitar fisuras tanto durante su ejecución como durante su vida útil.
- Altas elongaciones para absorber dilataciones y evitar fisuraciones
- Compatibilidad química con los elementos soporte
- Ejecución cuidadosa que garantice su integridad
A veces se recurre al uso de fieltros separadores para desligar la membrana del soporte y absorber las irregularidades. Para ello, se suelen añadir capas a la membrana aumentando su espesor.
La incorporación de mallas aumenta la resistencia mecánica de la membrana, mientras que las láminas de aluminio entre las diferentes capas le confieren mayor resistencia al paso del radón.
En líneas generales resulta bastante difícil conseguir la estanqueidad de las membranas. De hecho, si éstas se perforan durante su colocación o uso, se podría conseguir un efecto contrario al deseado, recogiendo el radón del terreno y filtrándolo en la vivienda a través de cualquier grieta o abertura.
4.2.4 Despresurización natural del terreno
Los sistemas de extracción de radón desde el terreno se basan en la despresurización del mismo mediante la extracción de aire desde el área donde se asienta el edificio. Su función es crear una vía de escape del radón del terreno reduciendo el flujo que se pueda filtrar en el interior de la vivienda.
Para llevar a cabo dicha extracción será necesario una arqueta o punto de captación en el terreno conectado a un conducto de evacuación hacia el exterior que funciona debido a la diferencia de presiones. Cuando las concentraciones sean excesivas y no resulte suficiente el tiro natural, será necesaria la instalación de un extractor mecánico.
Cuando la extracción se realice de forma natural sin el uso de extractores, la permeabilidad del terreno es determinante en su funcionamiento. Los mejores resultados se consiguen cuando la permeabilidad del terreno es alta, ya que esto favorece el desplazamiento del radón entre los poros del mismo, alcanzando así el punto de captación.
Por tanto, el sistema de extracción natural, estará formado por uno o más puntos de captación situados bajo o en el lateral de la vivienda y un conducto de evacuación.
En la ejecución de esta medida de mitigación es sumamente importante que el tiro sea suficiente. Además, habrá que tener en cuenta que a menor número de puntos de captación será necesaria una mayor potencia de extracción que garantice una zona segura bajo la vivienda.
Cuando el punto de captación esté situado en el exterior es necesario tener en cuenta el efecto barrera que puede causar la cimentación perimetral, que podría conllevar una menor disminución de los niveles de radón.
4.2.5 Despresurización activa del suelo (DAS)
La despresurización activa del suelo (DAS), también llamada extracción forzada, es la medida más indicada para viviendas existentes, puesto que aporta una gran fiabilidad y eficacia en la reducción de los niveles de radón, siempre que su instalación sea la correcta. Por ese motivo es el método utilizado en la mayoría de los países.
Su funcionamiento es similar a los sistemas de extracción natural, exceptuando la incorporación de un extractor para forzar el tiro de evacuación, consiguiendo de esta manera una succión mayor y constante desde el punto de captación.
El sistema de extracción forzada tendrá unas características específicas en función de la tipología de la cimentación de la vivienda (forjado sanitario, losa de cimentación, etc.)
Se suelen utilizar extractores con una potencia comprendida entre 50 y 100 W para un radio de 15 m desde el punto de captación. Aunque la potencia del mismo se calculará en función de la permeabilidad del terreno, la concentración de radón en el mismo y el número de puntos de captación.
Cuando la permeabilidad del terreno sea baja será necesario instalar extractores con mayor potencia. Ésta también deberá aumentar en función de la concentración de radón. Ocurrirá lo mismo si la superficie a cubrir es mayor o si se aumentan los puntos de captación.
Los sistemas de despresurización activa del suelo suelen estar compuestos por:
- Uno o más puntos de aspiración situados por debajo de la solera o forjado en contacto con el terreno, o bien en el exterior de la vivienda.
- Un punto de salida, normalmente por encima de la cubierta más alta, con el fin de evitar que el radón vuelva a entrar en la vivienda.
- Un ventilador en línea de funcionamiento continuo, situado fuera y por encima del espacio acondicionado de la vivienda. Su tamaño suele ser mayor que los usados en vivienda de nueva construcción, puesto que éstas últimas suelen contar con una capa permeable y un sistema de sellado.
- Un manómetro de tubo en U que se colocará debajo del ventilador y actuará como indicador del sistema, comprobando su correcto funcionamiento.
- Marcaje del sistema en todos los niveles accesibles, para evitar su confusión con la red de tuberías de agua.
Se pueden utilizar distintos modelos de puntos de captación:
- Oquedad en el terreno, conectada a un tubo de evacuación que extraerá el radón. Se evitarán desprendimientos y posibles inundaciones.
- Arqueta de captación “in situ”, con orificios en las paredes, generalmente realizada con ladrillo perforado colocado en sentido transversal. Similares a las de las redes de saneamiento, pero con la superficie en contacto con el terreno porosa.
- Arqueta prefabricada especial para captación de radón.
En cuanto a la situación de los puntos de captación deberán tenerse en cuenta las siguientes indicaciones:
Se recomienda colocar los puntos de captación de manera que sus radios de acción cubran la totalidad de la superficie en planta.
La cantidad de captadores y su colocación dependerá de la permeabilidad del terreno, la superficie de la planta y la solución de tiro (natural o forzado).
Un único extractor puede dar servicio a más de un captador.
Cuando la permeabilidad del terreno sea alta, puede situarse el punto de captación enterrado en el exterior del edificio, lo más cercano posible a él. La extracción desde el mismo puede llegar a abarcar toda la planta sin que tenga que estar situado debajo. En estos casos se suele necesitar un extractor de mayor potencia. Resulta una buena técnica para viviendas ya construidas.
Las principales dificultades con las que nos podemos encontrar son las siguientes:
- Cuando el material situado bajo la planta inferior es poco permeable, la movilidad del gas es menor, por tanto, puede resultar necesario redimensionar el extractor aumentando su potencia o añadir más pozos de captación, para así aumentar la superficie bajo losa sobre la que se aplica la aspiración.
- El sellado de las aberturas o grietas entre el suelo y el espacio habitado puede resultar dificultoso.
- A veces resulta complicado encontrar un trazado para los conductos de ventilación.
4.2.6 Presurización positiva
La presurización positiva en el interior de una vivienda se puede conseguir de dos formas diferentes: invirtiendo el funcionamiento de un sistema de despresurización forzada del terreno o instalando un extractor con funcionamiento inverso, de forma que impulse aire en el interior de la vivienda en lugar de extraerlo.
El primer método se basa en el uso de un sistema de despresurización forzada, pero invirtiendo su funcionamiento. De esta manera, el extractor que forma parte del sistema, en lugar de extraer el radón existente bajo el terreno, insufla el flujo de aire en el pozo o arqueta de captación, creando un bulbo de presiones a su alrededor que obliga al radón a recorrer otros caminos para llegar a la atmósfera.
Mientras que el segundo método se basa en la instalación de un extractor con funcionamiento inverso, normalmente colocado en el espacio bajo-cubierta, que provocará una sobrepresión interior en lugar de una depresión, reduciendo el flujo de radón desde el terreno hacia el interior de la vivienda y diluyendo el gas que ya está en el interior. En este caso, es muy importante un buen mantenimiento de los filtros y mantener las ventanas y puertas cerradas para que resulte efectivo.
4.2.7 Técnicas de mitigación de radón en relación con el agua
Para reducir la concentración en el suministro de agua potable existen diferentes técnicas como la aireación o el uso de filtros de carbón activo granular, técnicas sencillas y eficaces:
- Aireación: Esta técnica se puede realizar de distintas maneras, se puede hacer burbujear aire a través del agua en un tanque cerrado, pulverizar el agua en el aire, o bien dejar caer el agua en cascada sobre obstáculos, de cualquiera de estas maneras el radón se extrae del agua y sale al exterior.
- Filtración por carbón activado: La eliminación del radón en el agua potable se puede eliminar mediante un filtro de carbón activo granular. A medida que el agua fluye a través de dicho filtro, los químicos se adsorben o se adhieren a la superficie y dentro de los millones de microporos de los gránulos del carbón activado. Los filtros se utilizan siempre como parte de un sistema de extracción y tratamiento para limpiar aguas subterráneas, de pozo, manantial, aguas municipales, etc.
El filtro de carbón activado consiste en un recipiente o columna rellena de gránulos. Su estructura y propiedades le permiten adsorber específicamente aquellos químicos peligrosos que se encuentran en el agua a tratar, además de los desechos radiactivos pueden eliminar ciertos tipos de metales como plomo, cadmio o mercurio, siempre que estos metales pesados se encuentren presentes en pequeñas cantidades. La reducción mediante filtración por carbón activado granulado no es tan costosa como el método anterior, pero se consigue una menor reducción de radón.
4.3 Mantenimiento soluciones
Durante la vida de los sistemas de mitigación o protección frente al radón, se debe asegurar su funcionamiento, aumentar su fiabilidad y prolongar su duración. Por todo ello, se deben llevar a cabo una serie de operaciones de mantenimiento.
En la tabla que se adjunta a continuación aparecen reflejadas las principales operaciones de mantenimiento que se han de realizar, así como la periodicidad con las que se deben llevar a cabo.
4.4 Soluciones en función de la concentración de radón y la tipología de la vivienda
En la siguiente tabla, a título orientativo, se muestran las soluciones más recomendables para vivienda existente en función de la tipología, de los niveles de concentración de radón, de la viabilidad y del coste de la medida:
NOTA EXPLICATIVA:
Se han tomado estos valores de referencia anuales (+300 -600 Bq/m3) como medio y (+ 600 Bq/m3) como máximo porque parece coherente establecer los mismos niveles de concentración de radón que determina el proyecto del DB HS6 Protección frente a la exposición de radón del CTE para fijar los tipos de actuaciones de protección.
Las soluciones que se recomiendan en esta tabla son las mas viables desde el punto de vista económico, teniendo en cuenta su tipología y su concentración de radón y pueden garantizar la reducción del nivel de concentración anual de una vivienda estándar de ocupación permanente a niveles satisfactorios.
Otro factor a tener en cuenta a la hora de elegir la medida mas adecuada es la permanencia en la vivienda. Teniendo en cuenta que el nivel de concentraciones de radón que se determina en la medición es anual, en una vivienda de ocupación o uso ocasional, el riesgo se minimiza, por lo que determinadas soluciones podrían ser desproporcionadas.
Por supuesto, se podrían aplicar cualquier otro tipo de medidas de protección mayor o implementar las propuestas en la tabla con medidas complementarias, pero requerirían mayor obra, mas tiempo y un presupuesto más elevado.
En caso de que la medición realizada presente un nivel ligeramente elevado de radón y la reducción del mismo no resulte urgente, se pueden aplicar medidas de mitigación de forma escalonada, pudiendo ser aumentadas en un futuro en caso necesario.
En cualquier caso, cualquier solución de mitigación que se pueda realizar en una vivienda con concentraciones medias o altas de radón, aunque no se consigan alcanzar los límites deseables (<300 Bq/m3 anuales), siempre será mejor que no aplicar ninguna medida.